Escribo desde las primeras brumas que desfilan delante de mis ojos como un humo tenue, invisible...
Un par de reflexiones sobre la muerte y algunos de sus pájaros
La muerte flota.
Miasma leve.
perfumada
a veces con magnolias,
a veces con bacterias.
Muerte
que solo aspira ondear;
vapor y niebla
sobre rostros serenos de durmientes;
soplo negro;
buitre sin forma
encima de tus pies descalzos
que marchan inocentes
y huellan el rocío del crepúsculo.
Sin saberlo
sueles pisar la muerte,
y hundes tus piernas hasta las rodillas
en su carne tierna,
cerril y seductora.
Tus pies exploran
los países ignorados de la parca
y regresas con un tinte oscuro,
una ballena alada y neblinosa
colgando en tu alegría.
Más tarde gritaremos,
argumentaremos;
nuestras voces
parecerán llenar el cosmos.
La muerte mantendrá el silencio:
ave invisible,
cormorán fantasma,
buitre colosal y etéreo
asentado en el hueco de tu espalda
dispuesto a cantar,
a perderse
en los toros desbocados de la tarde,
en los anhelos sin objeto,
sin pan,
sin silencios,
sin gritos.
Sin tu riente balancearte
sobre los hondos abismos de la luna.
(Aún espero tu regreso blanco
en las laderas de mi azul)