Arquitectura de las lejanías
La arquitectura de lo lejos:
debemos saborearla,
tragarla lentamente,
dejar que sature la glotis,
sentirla en el esófago.
Debemos esperar
que los edificios del dolor estallen
y arrojen púas por toda la alborada.
Sabrás entonces
que la soledad es la argamasa.
Verás copular formas geométricas
con desatados caos.
Los edificios de la lejanía
exhibirán sus armonías instantáneas
para caer y caer
y los veremos derrumbarse
mientras se enfría el té servido por tu madre
En los crepúsculos las lejanías parecen tersas,
amansados cometas,
vetustos huracanes,
huérfanos de ansiedades y de eventos,
la serenidad de los que no llegan a nacer
y planean a lo largo de sus vidas
encerradas,
demolidas,
preñadas de racimos de vacío.
Vuelvo a las lejanías
a tu no presencia El espacio
el tiempo
serán molidos y licuados,
regando las constantes cavidades
del esternón y de las vísceras.
Vuelvo a las lejanías
con sus promesas de ciudades
colgando de la nada,
Todo en esta tarde,
en este súbito coro de bocinas,
mientras huelo el cocido que preparas
y los choclos burbujean
en el índigo buitre de lo cotidiano.
Todo en esta tarde
Con tu presencia
las lejanías se hunden
hasta las raíces de los huesos
y entonces crece un humo de añoranza
un toque de sal y de amaranto
quizá una lágrima,
y el gemido sin voz,
terremoto de tuétanos, de niños
de esa lluvia remota
de cabezas de recién nacidos.
Nunca podremos encontrarnos
en las grises ciudades
de la lejanía.
De OBRA POÉTICA DE GOCHO VERSOLARI - Blog de poemas
GOCHO VERSOLARI