Arquitectura de las cercanías
Dolor,
ira,
lágrimas,
gemidos.
A veces acompañan a la cercanía
para disolverse lentamente en la argamasa,
en la cal,
en el cemento
y cuando el edificio
se eleve lento en la mañana,
no los percibirán sus habitantes.
La cercanía en tanto
se montará en choclos,
en vapores,
en roces de lentas alboradas;
la cercanía
en tanto,
nos conducirá las manos,
las encimará
y apartará,
y molerá los sobrantes del cuerpo
que sin saberlo
beberemos en la próxima alborada.
Durante el sueño
he levantado el palacio de las cercanías.
Sonrisas,
ojos atentos,
olores a comida
Al entrar
la sosegada textura de la choza
demuele en un instante los bloques,
las aldabas;
se abaten las murallas
que hora
tras hora
invocaran al buitre de la lejanía
No te detengas.
Las cercanías encierran un camino
extenso
como la circunferencia de tu sol;
rígido y áspero
como el hundirnos en nadas procelosas,
y en los elefantes sin forma del vacío;
No te detengas
El largo camino de las cercanías
culminará en un roce,
una imprevista calidez;
culminará en un pájaro
pequeño como tu uña,
lento como el desplegar de tus entrañas
en el cosmos estrecho de tu cuerpo,
suave como tu luz;
áspero como mi luz;
en el claro,
rotundo y luminoso
ofertorio de los enormes mediodías...
...en el sueño del sol