Niños
Cuando mis ojos se cargan
de crepúsculos y de amaneceres
puedo ver que, en tus cabellos,
en tu vestido,
habitan niños.
Algunos muy antiguos.
Otros
parecen respirar por vez primera
y tragar pequeños sapos de orozuz
mientras cierran los ojos
y amasan estrellas y abubillas.
Te indago el origen de los niños.
Se enamoraron de mi pelo
en algún mar lejano y poderoso. Algunos
se escondieron de la muerte en mi vestido
Todo fue en una tarde
mientras bebía mandrágora licuada
con brotes de sol,
piedra de sapo
y alma de paloma.
Sonríes y callas. Me asomo a la cortina de tus vidas
que se extiende a tu espalda como un manto
y observo tu pasado de monja ,
tus tempranas muertes;
cada tanto engendrabas
en medio de guirnaldas y de cantos.
Sonríes y callas. Te miro fijamente
buscando culpa,
deseos incumplidos,
pero no encuentro nada.
Los niños
parecen a gusto en tus cabellos,
en tu vestido.
Los consulto en silencio:
han llegado a su hogar,
al nido de esa madre silenciosa
cuyo vientre está intacto.
Miro hacia afuera:
la tarde apronta buitres y serpientes;
en instantes
estallará de luz
sobre tu cuerpo.
De OBRA POÉTICA DE GOCHO VERSOLARI - Blog de poemas
GOCHO VERSOLARI