Arquitectura de las aguas
En las noches,
cuando los ojos no crean realidades,
océanos,
lagos,
arroyos,
ríos torrentosos
levantan catedrales, rascacielos,
ciudades brillantes y terribles
que en un momento
se desploman y se hunden
en el buitre sin forma de las aguas.
He podido recorrer las calles,
trepar las escalas del poniente
y avanzar con tenues pasos
la carne de las aguas.
He podido cantar
en las veladas instantáneas,
de los enormes edificios del océano.
He podido amar
prendido a sus paredes,
encandilado por el brillo
de acuosas y pálidas auroras.
Una y otra vez en un instante
mi cuerpo se licuaba:
agua oscura,
cargada de pájaros y de argamasa
y me derrumbaba
junto a miradas,
civilizaciones,
gritos,
largos aullidos
y rupturas.
La arquitectura de mi cuerpo
se disolvía,
se disolvía
y los atardeceres de milenios,
rápidos,
sombríos
cruzaban mi segunda entraña
y se hundían en un canario albor
con lluvias concentradas,
con adioses,
con dolores intensos
y gaviotas.
Me siento frente al agua
Espero con papeles desplegados
la azul resolución de sus ciudades;
la marimba triunfal
que despliegue edificios,
alas
en una sola tarde,
solarina, rotunda
bajo el buitre sin forma
de la tierra
De OBRA POÉTICA DE GOCHO VERSOLARI - Blog de poemas
GOCHO VERSOLARI