Todo poema encierra un monstruo y una celeste ajorca en tu tobillo
A veces llego al poema como a un manantial,
como a la sombra en una tarde de calor; a veces
entrar en el poema
es desatar animales lentos y furiosos,
es rodearme de infiernos
a quienes ofrendo mis entrañas. En todo caos
brilla un amanecer sereno,
donde las estrellas procuran alinearse,
donde los astros escriben mis ocultos nombres,
donde los lobos brillan y encandilan. Toda muerte
encierra un renacer, un río, una montaña
y la blanca bestia
que forman tarde a tarde
tu cuerpo y todas tus miradas.
Laberinto o Edén. Todo poema
encierra un monstruo
y una celeste ajorca en tu tobillo
Todo poema encierra un monstruo y una celeste ajorca en tu tobillo