Mundo Matrioska - El buitre colosal del mediodía
La tarde se llenó de monstruos invisibles
que por efecto retardado
contaminan acequias;
las nuestras;
las del vecino
que acaba de salir
a maldecir al sol.
En tanto me preparo
para arribar al mundo
que queda dentro de este mundo
y aún más adentro,
muñeca rusa colosal
aferrada a mis tobillos
mostrando
sus entrañas vacías,
sus diseños índigos;
su olor a inmensidad.
Después de un leve vértigo,
llego al mundo de adentro
de más adentro,
del centro
donde hay una réplica del sol,
un gemelo del viento,
un padre de las aguas.
Llego al medio del río.
Doncellas descalzas
bailan sensuales en la orilla
y las bestias invisibles de las aguas
me sostienen
me sostienen
y murmuran palabras sin sentido
en el oído de mi entraña.
En forma simultánea
un enano con mi rostro y mi aire
regresa a la casa,
al sol de media tarde
a los sonidos de motores,
mientras el vecino
que no ha dejado de temblar de furia
estalla
estalla,
y vuela la carne de matrioska
con astillas de roble
y gemidos violetas.
La explosión
me devuelve al mundo de adentro
de más adentro;
al centro del río,
a las doncellas descalzas y sensuales
que en la orilla copulan con hierbas y pájaros.
Tan sólo espero.
y espero
estallar hacia mí,
ser un trozo de viento,
una partícula de tierra,
el olvido de la luz
que en las noches se desploma desde el cosmos.
Tan sólo espero
derivar apenas, chispa de chispa,
recuerdo de alguna plenitud
olvidada en los pliegues de un armario.
Tan solo espero
El buitre colosal del mediodía
en que me vuelva sol.